RESEÑA HISTORICA

60 años anunciando la Buena Nueva

(1962-2022)

A petición del Papa Juan XXIII, quien invitaba a los Institutos religiosos a hacer presencia en América Latina, los Misioneros del Verbo Divino arribaron a la ciudad de Medellín, año 1962, en la persona del P. Francisco Knoblauch, alemán, quien ya hablaba Castellano pues había trabajado en Argentina. El Arzobispo de entonces, Monseñor Tulio Botero Salazar, les asigno un terreno para la construcción de un templo parroquial en un sector occidental de la ciudad que recién se estaba poblando y que había recibido el nombre de “Barrio Conquistadores”. Muy pocas familias vivían en el sector. Fue muy bien acogido por las familias quienes le brindaron todo su apoyo, además del apoyo brindado por los PP. del Divino Salvador, también alemanes, en la persona del P. Feliciano Gossner. 

El P. Francisco tuvo como primera vivienda un sótano, pues no había aun casa disponible, la que muy pronto se logró conseguir en alquiler.  Como templo se hizo una ramada y tan pronto se construyó una capillita se inauguró con la traslación del santísimo desde la parroquia vecina, Nuestra Señora de Fátima, en procesión multitudinaria. Entre tanto llegaron otros misioneros para colaborar en el trabajo, entre ellos el P. Eugenio Lakatos, Húngaro, biblista y gran violinista, quien daba conciertos para recaudar fondos para la naciente parroquia cuyo nombre asignado por el Arzobispo fue “Parroquia el Verbo Divino”. Con el llegaron también los Misioneros Meinrad Tegeler, doctorado en teología, Enrique Heekeren, biblista, y el recién ordenado Enrique Grosse-Darrelman, como vicario colaborador. Poco a poco fueron arribando otros misioneros de Italia, Estados Unidos, Suiza, Panamá, Argentina…

Conservando así, y hasta el día de hoy, la interculturalidad e internacionalidad, tan propia de la Congregación del Verbo Divino, como signo de la universalidad de la fe cristiana. Tenida ya la capilla se procedió a construir el centro parroquial para tener reuniones con los diferentes grupos parroquiales. En 1971 se inauguró el templo actual y la casa parroquial, adjunta al templo. Tanto el movimiento bíblico, primero a nivel nacional, como el movimiento litúrgico, la pastoral juvenil y social, fueron prioridades pastorales, como también la atención a los enfermos.  Muy reconocida fue también su inserción en toda la pastoral arquidiocesana. Posteriormente se enfatizó la pastoral misionera, pues desde la parroquia se inició nuestra presencia misionera en el Atrato Medio Antioqueño y se le ayudaba económicamente.

Quien lleva el liderazgo actualmente es el Misionero Seby Ouseph, junto con los vicarios colaboradores, P. Manolo Antonio Brand Mesa y P. Benjamín Manek. Con el correr de los años la Parroquia ha dejado de ser una comunidad de parejas jóvenes, con muchos niños y jóvenes, a una comunidad de mayoría adulta. Si antes se tuvieron hasta 20 grupos juveniles, además de los grupos infantiles como los grupos de acólitos donde participaban alrededor de 60 niños y la tropa Scout con cerca de 80 adolescentes, ahora es difícil reunir a los jóvenes para formar al menos un grupito.  Ese sigue siendo uno de los grandes retos, como también la intensificación de las pastorales bíblica, misionera y social, en estos tiempos posmodernos marcados por la tecnología y la secularización. ¿Cómo anunciar al Señor de la vida en estos nuevos contextos socio-culturales? Son retos que el equipo de pastoral está tratando de enfrentar enprendiendo varias tareas como celebraciones, conferencias y boletines virtuales; intensificación de la presencia y actividad ministerial laical;  atención a la población mayor y reducida a la cama, cada vez en aumento; proyección social hacia la periferia sin excluir hacia la interioridad de la propia comunidad parroquial; atención personalizada sin dejar de lado la atención masiva; aprovechamiento de los momentos celebrativos tanto eclesiales como de carácter “devocional popular”…